Cuando el hombre ha respondido a las preguntas técnicas brotan en él una serie
De preguntas más profundas, relacionadas no ya con lo útil, sino con el ser de las cosas,
Su esencia y su sentido:
¿qué es, qué origen y qué destino tiene el mundo?
¿qué es el Hombre, quién soy yo y qué sentido tiene mi vida?
¿cuál es la razón última de todas las Cosas, eso que llamamos Dios, y qué me cabe esperar de eso? La tradición las ha Sintetizado así: el universitario quiere conocer la verdad del mundo, del hombre, de sí Mismo y de Dios. Si las respuestas técnicas nos permiten sobrevivir en el mundo y Hacerlo cada vez más habitable y cómodo, las respuestas sobre el ser de las cosas nos Hacen realmente libres, pues nos proporcionan un “mapa” de la realidad, una Cosmovisión (una visión ordenada del mundo, del hombre y de Dios) en el que Desenvolvernos con libertad. En el fondo, toda cultura se ha formulado esas preguntas y vive conforme a una Serie de respuestas. Esas respuestas son asumidas por los hombres como creencias Desde las cuales vive. Son creencias acríticas, que condicionan el modo de actuar del Hombre sin que éste se dé cuenta. La tarea del universitario es descubrir esas creencias, Tematizarlas como ideas y ser crítico con ellas: convertirlas en hipótesis que verificar o Refutar con el ejercicio de su inteligencia y la práctica de su vida. Sólo de esa forma, Cuando ya no “nos viven” o dirigen nuestras creencias acríticas, sino que vivimos desde Las ideas que hemos descubierto como verdaderas, podemos tener una libertad madura. En esa búsqueda de la verdad “que libera” el universitario se juega la vida. No Ya en un sentido “biológico”, como el universitario medieval, al recorrer los peligrosos Caminos de Europa. Sino en un sentido mucho más profundo, pues en esa búsqueda el Universitario se juega el destino de su propia vida, y ese destino aparece como incierto: El final no está escrito. Según lo que el universitario encuentre y deje de encontrar, Según cómo interprete las enseñanzas de sus maestros, según muchas otras variables Controlables e incontrolables en esta búsqueda abierta y difícil, misteriosa, su vida Quedará lograda en la verdad que hace libres (tendrá una vida auténtica, viviendo en la Verdad); o malograda en el error, la manipulación o la falsedad.
¿qué es, qué origen y qué destino tiene el mundo?
¿qué es el Hombre, quién soy yo y qué sentido tiene mi vida?
¿cuál es la razón última de todas las Cosas, eso que llamamos Dios, y qué me cabe esperar de eso? La tradición las ha Sintetizado así: el universitario quiere conocer la verdad del mundo, del hombre, de sí Mismo y de Dios. Si las respuestas técnicas nos permiten sobrevivir en el mundo y Hacerlo cada vez más habitable y cómodo, las respuestas sobre el ser de las cosas nos Hacen realmente libres, pues nos proporcionan un “mapa” de la realidad, una Cosmovisión (una visión ordenada del mundo, del hombre y de Dios) en el que Desenvolvernos con libertad. En el fondo, toda cultura se ha formulado esas preguntas y vive conforme a una Serie de respuestas. Esas respuestas son asumidas por los hombres como creencias Desde las cuales vive. Son creencias acríticas, que condicionan el modo de actuar del Hombre sin que éste se dé cuenta. La tarea del universitario es descubrir esas creencias, Tematizarlas como ideas y ser crítico con ellas: convertirlas en hipótesis que verificar o Refutar con el ejercicio de su inteligencia y la práctica de su vida. Sólo de esa forma, Cuando ya no “nos viven” o dirigen nuestras creencias acríticas, sino que vivimos desde Las ideas que hemos descubierto como verdaderas, podemos tener una libertad madura. En esa búsqueda de la verdad “que libera” el universitario se juega la vida. No Ya en un sentido “biológico”, como el universitario medieval, al recorrer los peligrosos Caminos de Europa. Sino en un sentido mucho más profundo, pues en esa búsqueda el Universitario se juega el destino de su propia vida, y ese destino aparece como incierto: El final no está escrito. Según lo que el universitario encuentre y deje de encontrar, Según cómo interprete las enseñanzas de sus maestros, según muchas otras variables Controlables e incontrolables en esta búsqueda abierta y difícil, misteriosa, su vida Quedará lograda en la verdad que hace libres (tendrá una vida auténtica, viviendo en la Verdad); o malograda en el error, la manipulación o la falsedad.
2) Formación integral
Al ponerse en marcha en búsqueda de la verdad el universitario descubre la
Exigencia de formarse integralmente. Es decir, de formar no sólo su inteligencia, sino
También su voluntad y su libertad, su carácter y afectividad, su corporeidad y sus
Dimensiones histórica, social y religiosa. Y formarlas armónicamente, dándole a cada
Una su lugar apropiado.
La más importante de las facultades que debe formar el universitario es su
Inteligencia, no porque las demás sean menos importantes o necesarias, sino porque es
La inteligencia la que debe guiar al resto, la que ilumina la libertad y mide el lugar del
Resto de dimensiones y facultades humanas. Una inteligencia madura supone una buena
Memoria -ese ámbito del que rescatar todo lo aprendido en el instante en que resulta
Necesario- y una imaginación creativa, pero supone, ante todo, la capacidad para
Inteligir o comprender la realidad. Para comprender la realidad la inteligencia debe
Formarse en la profundidad, la amplitud y el argo alcance. La profundidad es la primera
Nota de la inteligencia, que de desprende de su etimología latina (intus legere, leer
Dentro) y supone la capacidad de penetrar en las cosas y captar la esencia, el corazón de
Las cosas (¿qué es esto y qué hace que esto sea esto y ninguna otra cosa?). La amplitud
Es la capacidad para relacionar esa realidad conocida con el resto de realidades que le
Afectan o que son afectadas por ella, supone ser capaz de poner en contexto lo conocido
O de encontrar las justas relaciones entre las diversas realidades conocidas (¿Qué tiene
Que ver esto con…? ¿En qué medida afecta esto a…? ¿Cómo se verá afectado esto
Por…?). Una inteligencia de largo alcance es capaz de pre-ver las últimas consecuencias
De una acción determinada (¿dónde nos llevará esto?) o el sentido último de la realidad
Conocida (¿de dónde viene esto? ¿Qué sentido tiene esto?). Cuando el hombre desarrolla
Así su inteligencia, es capaz de comprenderse a sí mismo, de edificar un mundo
Habitable y de situarse en una justa atención a lo que le sobrepasa, a lo misterioso del
Mundo, de sí mismo y del Absoluto.
Pero el hombre no es sola inteligencia, ni una inteligencia encerrada en un
Cuerpo, sino que el hombre es unidad de todas sus facultades y dimensiones. Por eso,
Sólo una voluntad firme en su deseo de ajustarse a la verdad y una libertad madura
Capaz de elegir siempre lo mejor, harán a la inteligencia provechosa. Un carácter fuerte,
Pero dominado y atemperado; una afectividad sana, capaz de vibrar con lo bueno y de
Repugnar lo malo o injusto; y un cuerpo sano y vigoroso, son también necesarios para la
Formación de nuestra persona.
Toda persona madura, formada integralmente, es consciente de su dimensión
Histórica. Sabe que su situación en el mundo viene orientada por toda una tradición
Cultural e histórica que debe conocer para poder conocerse a sí mismo. Sabe que su vida
Se proyecta hacia el futuro y que su acción condiciona la historia de quienes vendrán
Después y serán sus herederos. Sabe que su vida sólo es posible en sociedad y que el
Desarrollo de su personalidad y de una vida en plenitud tiene mucho que ver con las
Personas de las que se rodea, con las que con-vive, a las que debe en buena medida todo
Lo que es, cómo es y lo que llegará a ser. Y sabe, por último, que ni el hombre ni el
Mundo se han dado el ser a sí mismos y que, por lo tanto, hay una realidad “más allá de
Esta realidad” y permanece a la escucha, tratando de relacionarse con ella. Éste es el
Sentido de la religión, re-ligare, capacidad de enlazarse con lo Absoluto.
La formación integral no sólo supone desarrollar todas estas dimensiones y
Capacidades de la persona, sino que trata de ordenarlas a todas en su justa medida. Un
Hombre con gran sentido de la religiosidad pero con una inteligencia débil caerá
Fácilmente en el fanatismo. Un hombre muy inteligente pero sin la voluntad de tomarse
En serio su propia vida, desperdiciará ese don en insustanciales e inútiles juegos
Dialécticos. Un hombre con un cuerpo atlético sin una libertad madura que Oriente su
Vida puede acabar malogrado. De ahí que la formación integral se ocupe no sólo de
Todas las facultades y dimensiones de la persona, sino también de su adecuado
Equilibrio.